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Un programa en la Escuela de Educación de Stanford proporciona interpretación comunitaria en un distrito rural

Un programa en la Escuela de Educación de Stanford proporciona interpretación comunitaria en un distrito rural

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La escuela secundaria y la preparatoria de Pescadero comparten un campus rodeado por colinas y ranchos. 

María Guzmán asiente con la cabeza, indicando que ha entendido, cuando el maestro de estudios sociales de su hijo le pregunta sobre el promedio de calificaciones (GPA) y los resultados  de los exámenes durante las conferencias de padres y maestros en primavera en la escuela secundaria de Pescadero. Pero su cara no es convincente: una sonrisa nerviosa, ojos que se agachan y miran a un lado, mejillas ligeramente sonrojadas.

Captando los detalles, Efraín Brito, un estudiante de doctorado en la Escuela de Educación de Stanford que está sentado a la derecha de Guzmán, le pregunta de nuevo, esta vez en su lengua nativa, el español, añadiendo en ese momento una explicación aclaratoria acerca de cómo se sitúa su hijo en relación a otros estudiantes en el distrito.

“Ah”, sonríe Guzmán, más relajada ahora que ya sabe que su hijo tiene mucho éxito en la lectura. “Entendí como el setenta por ciento pero no era capaz de seguir y entender lo de la comparación. Ahora, ya está claro”, le dice a Brito en español.

Brito, un intérprete comunitario escolar, está en la mesa gracias al proyecto de interpretación comunitaria escolar de Stanford y Pescadero, una iniciativa de investigación y práctica iniciada por la profesora de la GSE Guadalupe Valdés en respuesta a una solicitud de Suzanne Abel, que por entonces era Directora Académica de la organización sin ánimo de lucro Puente de la Costa Sur, y de la directora Pat Talbot, del Distrito Escolar Unificado de Pescadero y La Honda.

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El estudiante de la escuela de educación Efraín Brito, segundo por la izquierda, interpreta con María Guzmán, su hijo y el maestro, Randy Vail, en la escuela secundaria de Pescadero.

El proyecto recluta de 12 a 15 estudiantes de Stanford para interpretar dos veces al año en las conferencias de padres y maestros en la escuela secundaria y preparatoria de Pescadero, una ciudad costera a 30 millas de la universidad, donde la mayoría de los estudiantes de la escuela son hijos de trabajadores de granjas y viveros y otros trabajos de servicio con muy poca remuneración.

La iniciativa, que comenzó en abril de 2013, es parte de una investigación más amplia llevada a cabo por Valdés en el campo poco desarrollado de la interpretación en contextos educativos. Valdés, que es una investigadora puntera en bilingüismo y miembro fundacional de la iniciativa de la GSE Understanding Language (Entender la Lengua, en español), dice que procurar el acceso lingüístico en las escuelas a las personas con recursos limitados en inglés mediante el uso de intérpretes no está tan bien establecido como en la medicina o en el campo legal, donde hay manuales con prácticas recomendadas y procesos de certificación requeridos.

“Actualmente no hay estándares establecidos para los intérpretes sobre cómo gestionar la comunicación en contextos educativos, es decir, para individuos que trabajan con la lengua hablada”, dice Valdés, que es también intérprete legal certificada.

Una cuestión de equidad

Normalmente las escuelas emplean a traductores (individuos que trabajan con la lengua escrita) para proporcionar versiones escritas de los documentos y formularios importantes en las escuelas. También proporcionan intérpretes (personas que trabajan con la lengua hablada) para reuniones y eventos grandes, incluyendo reuniones de las asociaciones de padres, comenta Valdés.

Pero a menudo se ignoran las conferencias de padres y maestros, de carácter más íntimo, donde las familias tienen la oportunidad de conectar con los maestros y marcar unas pautas para el éxito de sus hijos.

 “En los contextos escolares lo que se necesita son individuos entrenados en la interpretación escolar y comunitaria, una práctica que incluye la mediación y el apoyo a la comunicación”, dice Valdés. “Proporcionar acceso lingüístico en tales contextos implica ayudar a los individuos a entender el marco en el cual el mensaje está siendo comunicado, las maneras en que las escuelas funcionan en Estados Unidos y las expectativas que tanto los maestros como los padres traen a las interacciones con los padres.”

Valdés hace hincapié en que, además de no saber inglés, los padres de las comunidades donde la interpretación es necesaria pueden no entender tampoco el sistema escolar en sí mismo.

“De este modo los intérpretes necesitan también tener este tipo de conciencia cultural. No son abogados para ninguna de las partes, pero pueden actuar como mediadores culturales”, dice Valdés. “Pueden ayudar a ambas partes a llegar a un mejor entendimiento.”

A través de su propia investigación, Valdés ha sintetizado lo que hace falta a un buen intérprete en contextos comunitarios y educativos y está trabajando en el desarrollo de unas pautas de orientación. También enseña clases en Stanford sobre interpretación y entrena a los estudiantes y a los empleados de la universidad que sirven de voluntarios en Pescadero.

“Es a todas luces un asunto de equidad,” sostiene Abel, ahora Directora Académica Emérita de Puente de la Costa Sur y que ha trabajado codo con codo con Valdés en el desarrollo de iniciativa.

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La estudiante de la GSE Maddie Orenstein, a la derecha, interpreta durante una conferencia de padres y maestros en la escuela secundaria de Pescadero.

Originalmente  Puente había colaborado con Valdés para desarrollar un programa en la zona para la comprensión del inglés. Fue a través de ese esfuerzo que los padres compartieron su deseo de entender más acerca del progreso de sus hijos en las escuelas.

“Si un padre o madre no puede conectar con el maestro de su hijo o hija, está perdiendo un aspecto esencial de la experiencia del estudiante en la escuela”, dice Abel.

Se habla Español

La ruta de Stanford Pescadero es la Highway 84, una tortuosa carretera de dos carriles, que discurre entre las montañas que separan Silicon Valley de la costa de San Mateo.

A lo largo del camino se atraviesa un bosque espeso, pero cuando se acerca a la Highway 1, que abraza al Pacífico, la tierra se abre y da paso a las granjas: lechuga, alcachofas y bayas colman el paisaje.

La zona centro de Pescadero está a unas dos millas tierra adentro y en los fines de semana es un punto de acogida para ciclistas y otros turistas. El pueblo, con una población de unos 650, es conocido por sus pasteles de bayas frescas, su galardonado queso de cabra y su pan de alcachofa artesano.

Más adentro, en la tierra de los ranchos, dejando atrás las casas envejecidas, se encuentra la escuela secundaria y preparatoria. Están una junto a la otra, compartiendo el mismo campus.

Cuando los estudiantes de Stanford llegan para interpretar en las últimas conferencias de padres y maestros de la primavera están preparados para dividir su tiempo entre los grados medios y superiores.

En la escuela preparatoria, las mesas están colocadas en el auditorio, con divisiones que añaden privacidad. Los padres y maestros de la escuela secundaria se reúnen en la oficina del distrito, un edificio portátil a unas 30 yardas, también con mesas y pantallas divisorias. Hay docenas de sillas en cada una, preparadas para los hermanos, hermanas y otros miembros de la familia que a veces vienen a las reuniones.

Cuando se llama una familia para una conferencia, se le pregunta a los padres si les gustaría tener un intérprete. En caso afirmativo, se sientan todos en la mesa juntos y los maestros se incorporan para una conversación sobre las materias, de una en una. Matemáticas, ciencias, estudios sociales, inglés.

 “Hay un antes y un después a tener intérpretes”, dice Randy Vail, que enseña estudios sociales en la escuela secundaria. “Ahora sabes que los padres están entendiendo la historia verdadera acerca de lo que ocurre en la escuela”.

Antes de que hubiera intérpretes, los propios estudiantes de la escuela asumían el papel.

“Hay razones de sobra para decir que era malo”, dice Elaine Bahr, que enseña ciencias y matemáticas en la escuela secundaria

Bahr afirma que hacer que los niños tradujeran les quitaba el poder a los padres y a veces llevaba a la desconfianza entre los estudiantes y el maestro, que no estaba seguro de si el estudiante estaba diciendo lo que realmente se estaba explicando.

“Tener un intérprete proporciona mejor transparencia y una mejor relación en todos los sentidos”, dice Bahr. “No es solamente útil. Es necesario.”

Talbot, la directora, había dicho en aquellos días que las conferencias dirigidas por los estudiantes estaban diseñadas para dar reforzar a los estudiantes en sus estudios, y unos cuantos intérpretes rotatorios estaban disponibles para hacer clarificaciones. La diferencia con los intérpretes de Stanford es que ahora hay suficientes para enfocarse en la lengua y el tono y ayudar a una familia individual a través del proceso de las conferencias.

 El hecho de que los estudiantes de Stanford son frecuentemente estudiantes graduados significa que también traen consigo un cierto nivel de entendimiento sobre lo que hay que hacer.

 “Les he dejado que expliquen los datos porque sé que pueden hacerlo”, dice Kevin Allen, que enseña inglés. “No serían capaces de hacerlo si no tuviesen el bagaje”.

Los participantes de Stanford que son admitidos al programa tienen que tener una competencia en español nativa o casi nativa y tener interés en la equidad educativa, en la implicación en colaboraciones comunitarias y disposición a contribuir a la investigación y los estudios sobre la interpretación y la involucración de padres en las escuelas. Aunque la mayoría son estudiantes graduados, algunos son estudiantes  universitarios o personal de Stanford.

“Para mí fue importante que la Escuela de Educación estuviera implicada con la comunidad”, dice Mariana Barragán, que recibió una maestría en agosto en el Programa de Educación Comparada Internacional de la GSE y que interpretó la pasada primavera. “Fue impresionante ver el valor que daba a los padres la interpretación. Realmente se preocupan por la educación de sus hijos y la interpretación ayuda a cerrar una brecha entre ellos y sus hijos”.

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 La estudiante de la GSE Jessica Barajas, en el centro, interpreta durante una conferencia de padres y maestros en la escuela secundaria de Pescadero

Eduardo Muñoz Muñoz, que es un doctorando en la GSE, estaba a cargo del reclutamiento y apoyó los intérpretes durante los últimos dos años. Afirma que el programa es muy beneficioso tanto para la comunidad como para Stanford.

“La GSE crece con cada oportunidad de desarrollar colaboraciones con los profesionales y educadores sobre el terreno,” dice. Y añade: “las colaboraciones nos recuerdan cómo funcionan las escuelas, su potencial y sus desafíos”.

Y apostilla que la iniciativa tiene un impacto inmediato en las familias de los estudiantes de Pescadero.

“Antes de estas interpretaciones, el intercambio de información de extremo valor sobre el futuro de los estudiantes, situaciones de riesgo o posibles alianzas entre padres y maestros simplemente no se producía”, dice. “A menudo hemos comentado cómo piezas vitales información no hubiesen sido comunicadas si no hubiésemos estado ahí y, aún más importante, si los padres y maestros no nos hubieran dado la bienvenida a su comunidad”.

Comprensión total

La conferencia de Guzmán duró al menos una hora. Brito, los maestros y Guzmán revisaron las estadísticas, los reportes de calificaciones y cómo hacerle seguimiento a la tarea a través del sistema por computadora.

“¿Entiende usted este informe?” le pregunta Brito a Guzmán, apuntando al papel sobre la mesa. “Muestra progreso en matemáticas.”

Guzmán afirma que la interpretación es una bendición. “En el pasado solíamos arreglarnos con el poco inglés que sé y el poco español que saben lo maestros” dice. Pero era una lucha - y era extraño y no muy satisfactorio.

Ahora, dice Guzmán, no sólo es capaz de entender lo que está ocurriendo con su hijo en la escuela sino que también siente que tiene una mejor relación con los maestros.

“No es complicado”, dice, cuando se le pregunta cuál es la diferencia en las interacciones con interpretación. “Ahora simplemente nos podemos entender unos a otros al cien por cien.”

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Fotografía: Marc Franklin/Escuela de Educación de Stanford


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